9 de febrero de 2011

1O/O2



o te quiero porque cuando caminas con las manos en los bolsillos haces hueco para las mías. Porque no saliste corriendo la primera vez que te enseñé mi lado malo, que es malísimo, y tampoco lo hiciste la segunda ni la milésima, te quedaste ahí plantado, a mi lado. Por la forma en que me miras como si me estuvieras perdonando la vida y al segundo te sonrojas si te digo que qué guapo estás con esa camiseta. Porque siempre que estoy contigo sé mucho más de lo que sabía antes de verte. Un poco también por la forma en que chupas los hielos del cubata cuando bebes y juegas a encestarlos en mi escote y por lo bien que hueles siempre y porque tienes la estatura perfecta, mi frente llega justo a la altura de tus labios. Y por los abrazos que no me dejan respirar. Porque me das conversación en el cine aunque no te enteres de la película. Por esa sonrisa que tienes y por la forma en que ríes cuando lo haces de verdad, con ganas, y lo contagias. Porque me gusta que te gusten mis mofletes y porque me hace gracia que si estornudas casi siempre lo haces tres veces seguidas y porque no pillo las pistas que me das jugando al ‘Veo, veo’. Porque me corriges si al cogerme en brazos tengo miedo de que ‘me caigas’. Y porque nunca te enfadas. Porque me haces enfadar y luego me pones de buenas y ya no me acuerdo de por qué me había enfadado.

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